lunes, 16 de marzo de 2015

ESTABA DISTRAIDA

Me quisiste cuando no había espacio para tu amor en mi vida
Me esperaste, hasta que hubiera un espacio para tu amor en mi vida.
Y mientras eso pasaba, las neuronas, las hormonas hacían lo suyo.

Mientras hacía un espacio para tu amor en mi vida,
Te desmitifiqué, y lo confieso, odié lo que vi.
Tus demonios pesaron más que mis neuronas, que mis hormonas.
Así que cuando hubo espacio para tu amor en mi vida, me fui.

Siempre volvía, siempre me iba nuevamente.
¿Te amaba en ese momento? ¿Si te amaba por qué no me quedaba?
¿En qué estaba distraída que no me quedaba a luchar contra tus demonios?
Tú también siempre volvías, pero una parte de ti no regresaba jamás.

No sé si te amaba en ese momento y estaba distraída,
No sé si solo no te amaba, pero sé que ahora te amo.
Te amo porque cambié sin que me lo pidieras, solo porque no quería hacerte daño.
Te amo porque me decidí a luchar contra tus demonios sin miedo.
Te amo porque en cada cosa que hacía ya no pensaba solo en mí.
Te amo porque felizmente puse como prioridad el hacerte feliz.
 Te amo porque más allá de mis neuronas, de mis hormonas me comprometí a hacerlo.

No sé si te amaba en ese momento y estaba distraída
Pero mientras volvíamos, y nos íbamos, todas las partes de ti se fueron para siempre.
Quizá ese sea el precio de haberme ido cuando hubo espacio para ti en mi vida.
Quizá ese sea el precio de estar  distraída, porque cada quien tiene lo que merece, ¿no?

Cuando pienso que me amaste mis manos se ponen frías como cuando tengo miedo,
Mis piernas pierden fuerza como cuando me siento en peligro
Y mi corazón se paraliza un poco, como solo se paraliza cuando pierdes lo que amas.
Al final insisto en que el amor supera tiempo y espacio
Y entonces pienso que si no me amas ahora, nunca me amaste.
Cualquiera de las respuestas es más dolorosa que esta incertidumbre:
Si me amaste te perdí por distraída. Si no me amaste, no lo noté por distraída.